¿Es posible crear un espacio donde los chicos se sientan escuchados y no hablados por los adultos?
¿Qué hacemos con lo que nuestros hijos nos cuentan?
¿Tenemos los padres miedo a escuchar lo que los chicos nos vienen a decir, aún pudiendo prevenir situaciones de alto riesgo?
¿Hay un espacio para hablar con los chicos?
El límite tiene que estar respaldado institucionalmente por la familia y la escuela.